Refuerzos y castigos
Desde hace décadas, por no decir más de un siglo, el Conductismo (psicología conductista, centrada en el estudio de la conducta) ha sido el paradigma científico más aplicado al adiestramiento canino. En la fascinante empresa de modelar el comportamiento canino dos principios básicos del Conductismo se pueden poner en juego: los refuerzos y los castigos, y sus variantes. Vamos a sumergirnos en estos conceptos que son los cimientos del llamado Condicionamiento Instrumental/Operante y entender cómo impactan en el aprendizaje.
Refuerzos Positivos
En el corazón de los refuerzos positivos está la premisa de recompensar los comportamientos que deseamos que nuestro perro realice. Imaginá a tu perro sentándose a tu orden y, como consecuencia de ello, siendo recompensado con una rica comida. Aquí, la comida rica luego del comportamiento deseado se convierte en la estrella del espectáculo, un estímulo agradable o apetitivo que refuerza la conducta deseada al incrementar la probabilidad de que se repita. Esta técnica no solo moldea el comportamiento, sino que también puede fortalecer los lazos emocionales entre el dueño y su compañero canino.
Refuerzos Negativos
Cuando se trata de refuerzos negativos, hablamos de quitar algo desagradable o aversivo para promover un buen comportamiento. Un ejemplo claro es el perro que aprende a caminar sin jalar la correa. Al disminuir la presión en la correa después de detener el tirón, se utiliza la eliminación de la incomodidad como refuerzo negativo, consolidando así la conducta deseada.
Castigos Positivos
En el lado opuesto del espectro, los castigos positivos implican la introducción de un estímulo desagradable como consecuencia de un comportamiento no deseado. ¿Tu perro ladra excesivamente? Imaginá, por ejemplo, la aplicación de un sonido desagradable que actúa como una señal de “no, eso no se hace”. Aquí, el castigo positivo busca suprimir o disminuir la frecuencia de comportamientos no deseados a través de la introducción de consecuencias incómodas y/o desagradables.
Castigos Negativos
Los castigos negativos se presentan cuando retiramos algo agradable después de un comportamiento que no deseamos. Un ejemplo sería el perro que salta sobre las personas y, como resultado, pierde la atención que busca. Al retirar el estímulo apetitivo (la interacción), se busca suprimir o disminuir la frecuencia del comportamiento no deseado.
Conclusión
Los 2 principios del marco conductista (refuerzos y castigos), con sus dos alternativas (positivo y negativo), nos ofrecen un enfoque estructurado y eficaz con 4 herramientas tremendamente útiles a la hora de moldear el comportamiento de nuestros perros. Sin embargo, recordemos que el equilibrio y la adaptabilidad son clave. También tengamos presente que la naturaleza apetitiva o aversiva de los estímulos que apliquemos tienen impacto en la dimensión emocional de nuestro perro, y que si bien estos principios son sencillos y fáciles de comprender, aplicarlos éticamente y con una técnica efectiva es una cuestión completamente diferente, que será motivo de próximas notas en nuestro sitio.